Los jóvenes de ALCOA y los jóvenes de hoy
Enrique Tovar (Especial para CRH)
Los jóvenes del tiempo de las protestas contra el contrato con ALCOA, y los jóvenes de hoy, a inicios del siglo XXI, viven en mundos muy diferentes, con metas individuales y problemas personales muy distintos, aunque en algunos aspectos con los mismos desafíos.
A los muchachos y muchachas de ayer y hoy los unen las ilusiones, sus sanas ambiciones de superación, y el anhelo impostergable de un mundo mejor, con más bienestar para todos.
Sus épocas se diferencian en que hace 40 años el debate mundial era entre el capitalismo y el comunismo, dos corrientes de pensamiento opuestas, promovidas desde dos polos poderosos. Por un lado la superpotencia de Estados Unidos y por otro la superpotencia de lo que se llamó Unión Soviética, con Rusia a la cabeza.
Hoy en día, en cambio, del horizonte se borró el comunismo y el mundo se debate más bien entre un capitalismo salvaje –insaciable de riqueza y poder- y un capitalismo con rostro humano, donde la riqueza sea el instrumento no para fortalecer pequeños núcleos de poder, sino para procurar mayor bienestar a la colectividad.
Entonces, cuatro décadas atrás, la inmensa mayoría de la gente no sabía ni siquiera el significado de ecología y ni por asomo se conocía la amenaza del calentamiento global, dos temas que hoy son de dominio común, y que son tratados como materia cotidiana desde las aulas escolares.
El joven del tiempo de ALCOA no tenía preocupaciones en cuanto a la posibilidad de conseguir empleo una vez que obtuviera su título universitario, o bien, si las circunstancias lo obligaban y a mitad de carrera tuviera que abandonar los estudios para buscar el sustento diario.
El joven de hoy sabe que aunque logre el título profesional, será difícil encontrar un sitio de trabajo en el sector privado o en el sector público. Sabe además, que si no tiene el dominio del idioma inglés y si no acumula dos carreras profesionales, sus posibilidades de empleo no están fácilmente garantizadas.
Políticamente, el joven de los tiempos de ALCOA era más solidario con los sectores sociales, más atento de los problemas agrarios, le atormentaban los tugurios o precarios, y abogaba por la llamada justicia social. Los muchachos de hoy en día están inmersos en la Internet, atrapados en la computadora, sedientos por adquirir aparatos electrónicos de la técnica más avanzada como el teléfono celular blackberry, el Iphone, el televisor de plasma y tantos otros artículos que el mercado le pone a disposición en planes de crédito que le comprometen sus ingresos futuros. Lo desvela, asimismo, la criminalidad, la inseguridad ante la delincuencia galopante no para buscar soluciones que disminuyan este problema social, sino como una ocupación personal de supervivencia.
La juventud de nuestros días está más amarrada al consumismo que la muchachada que levantó los puños y puso sus cuerpos a los garrotazos de la Policía cuando llena de ira se tiró por las calles de San José y a punta de pedradas lapidó el edificio de la Asamblea Legislativa.
El joven de hoy vive la amenaza del calentamiento global, con la inminente subida del nivel de las aguas de los océanos a causa del deshielo de los polos y el incremento de las temperaturas que no solo habrán de variar el clima sino también el rostro de la geografía mundial.
El joven de los tiempos de ALCOA todavía podía poner una mirada más profunda en el futuro, otear con esperanza más allá de los límites de lo inmediatamente palpable, y soñar con una sociedad más justa. En cambio para los muchachos de hoy, en este 2010, el porvenir solo se ve lleno de nubarrones, cargado de amenazas y desafíos, con un planeta medio moribundo, saqueado y despedazado por la codicia y la sinrazón humana, abrumado por la falta de planificación y la ausencia de solidaridad, donde existe la incuestionable convicción de que a los 7 mil millones de habitantes ya no les queda una pulgada más de tierra por ocupar.
Dos mundos separan a la juventud que vivió y reventó con ALCOA y la juventud ahogada o atrapada por la tecnología de nuestros días, inmersa en un ambiente donde hasta el horizonte es difuso y donde la propuesta más inmediata, aunque sea llena de egoísmo, es la de que cada quien construya su propia trinchera y labre su personal bienestar sin detenerse remotamente a pensar en los demás.
http://costaricahoy.info/reportajes/los-jovenes-de-alcoa-y-los-jovenes-de-hoy/50947/
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